Carlos del Pozo

La vida en una página

Cuaderno de Qatar (V)

mundial

Hora de conclusiones. Y hay que reconocer que ha sido un muy buen Mundial. Se podía haber celebrado en cualquier otro sitio y hubiese resultado igual de bueno, pero qué le vamos a hacer. El fútbol lo hacen los futbolistas y sus entrenadores, y no los directivos, los jeques y los que siempre quieren salir en la foto. Y en este campeonato se han visto muy buenos futbolistas.
Seguramente me dejaré unos cuantos, pero entre los descubrimientos están el inglés Bellingham, el croata Guardiol -el hombre de la máscara, excepcional central-, el marroquí Amrabat y el holandés Gakpo. A Tchouaméni ya le conocíamos del Madrid, pero asombra el aplomo desplegado a tan temprana edad. Y qué decir de Modric, cuando todo ya se ha dicho de este jugador. También eran conocidos los argentinos Enzo Fernández y Julián Álvarez, pero ahora han confirmado que, pese a su juventud, pueden aspirar a algo más: el primero milita en el Benfica y el segundo es el suplente de Halland en el City. El status de ambos ha cambiado tras el torneo.
Otorgar el título honorífico de mejor partido del campeonato es muy sencillo. La final no solo es eso: es la mejor final de la historia y uno de los dos o tres mejores partidos vistos en un Mundial. Lo tuvo todo: emoción, buen juego, y, sobre todo: en ningún momento los dos equipos especularon ni administraron cicateramente una ventaja en el marcador. Y los dos porteros, también tal vez los mejores del campeonato junto al marroquí Bono, evitaron un resultado de escándalo.
El Rey del Mundial es sin dudarlo Messi. Por su aportación al equipo, por su juego inteligente midiendo sus capacidades condicionadas por la edad, y sobre todo porque solo le faltaba este título para coronar una trayectoria estratosférica. Ahora pocos dudan de que es el mejor jugador de la historia. Pero el argentino es un Rey a punto de abdicar, y el heredero estuvo también en esa final y marcó un hat-trick. Mbappe será, con toda seguridad, el nuevo Rey del fútbol. La gran incógnita es en qué Reino querrá reinar y si se conformará con ganar títulos con su selección y la Liga francesa con su club, o entenderá que para ser el más grande tendrá que jugar en un club grande y con historia.