Después de tres años sin fútbol internacional de selecciones, en un mismo mes vuelven dos acontecimientos de máximo nivel: la Eurocopa y la Copa América. Ésta última no se sabe si finalmente se jugará: Colombia se retiró primero como organizadora por el clima de violencia del país y Argentina lo hizo a continuación por los elevados índices de la pandemia en ese país. Se ha ofrecido como sede única Brasil, todo un ejemplo como sabemos de lucha contra el Covid19. Pero América nos queda muy lejos.
Este año, en la Eurocopa, la novedad radica en las sedes, que serán once y de otros tantos países. Las semifinales y la final se disputarán en Londres, y España, enclavada en el grupo E, disputará los tres partidos de la primera fase en Sevilla. Favoritos, los de siempre: Italia, Alemania, Francia y Portugal, la vigente campeona. Por cierto que estas tres últimas selecciones están enclavadas en un mismo grupo, al que ya han bautizado como el de la muerte. ¿Y España? ¿Es favorita?

Siempre que comienza una competición, España es favorita gracias a esos cuatro años mágicos -2008 a 2012- en que ganamos un Mundial y dos Eurocopas. Pero los futbolistas que ahora componen la selección no se pueden comparar con los de entonces, cuando teníamos el mejor portero, la mejor defensa y mediocampo del mundo y nos alcanzaba con meter un gol más que el rival con delanteros bajitos pero peleones. Ahora yo creo que la gran figura de la selección es su entrenador, Luis Enrique, que ha tenido la suficiente valentía de dejar fuera a Ramos tras su pésima temporada. Recordemos que la mítica generación que a todos nos conquistó comenzó cuando a Luis Aragonés se le ocurrió no llamar a Raúl. Puede que ese sea un gran presagio.