Carlos del Pozo

La vida en una página

Ciao, Mario (I)

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Se nos ha ido Mario Vargas Llosa meses antes de ser nonagenario. Era el benjamín de esa generación prodigiosa, la del boom latinoamericano, y su último superviviente. Ley de vida porque era más de veinte años más joven que Cortázar y cerca de diez respecto de Donoso, Fuentes o García Márquez. Una pléyade de escritores que gobernaron con mayoría absoluta la segunda mitad literaria del siglo XX y elevaron la difusión del español a cotas antes solo logradas por Cervantes y pocos más.
Vargas Llosa es sin duda el paradigma del escritor total, como ese Pedro Camacho, el escribidor de su Tía Julia y el escribidor, un tipo que solo vive para escribir. Aprendí a leer a los cinco años, nos dice nuestro hombre, y es lo más importante que me ha pasado en la vida. Porque aparte de gran escritor, fue un gran lector, un enorme escudriñador de textos y obras. Para Vargas Llosa, escribir es crear una vida paralela contra la adversidad, cosa que todos los que escribimos hemos intentado y solo unos pocos elegidos han conseguido. También dijo en una ocasión algo que lo define como escritor: que gracias a la literatura se pueden vivir muchas vidas.
Su peripecia biográfica es tan o más excitante que su obra, que ya es decir. Huérfano de padre, a los nueve años se entera de que su padre vive, y reaparece en su vida ejerciendo un autoritarismo implacable e internándolo en un Colegio Militar de Lima. A ese malnacido cabe agradecerle que ese colegio sirviera de inspiración para nuestro autor de su primera obra, La ciudad y los perros. La leí con diecisiete años, animado por mi profesor de literatura del Instituto de Colmenar Viejo, Fernando Doménech, y lo cierto es que no me enteré de nada. Años después pude hincarle el diente y disfrutar con su lectura.
La vida sentimental de Vargas Llosa tampoco tiene desperdicio. A los diecinueve años se casa con su tía Julia, diez años mayor que él y divorciada. Años después se separan y se casa con su prima Patricia, sobrina de su primera mujer, con quien tendrá tres hijos. Y en el otoño de sus días mantendrá un mediático noviazgo con Isabel Preysler, conocido personaje de la prensa rosa española por haber matrimoniado, sucesivamente, con el cantante español más internacional, Julio Iglesias, un Marqués dedicado a sus vinos, y hasta un ministro socialista. A la mujer le quedaba emparentarse con un Premio Nobel y lo consiguió. Se desconoce quién será su próxima presa. En los últimos años, el escritor volvió junto a Patricia, que pese a poder resultar algo aventurada la aseveración, puede decirse que ha sido la mujer de su vida.
Todos los escritores confunden ficción y realidad en sus escritos. Vargas Llosa también. Por eso, tal vez lo más importante sea analizar su vasta obra, que vamos a dejar para otro momento.