Carlos del Pozo

La vida en una página

Cuaderno de Qatar (III)

140572

Ya advertí en la anterior crónica que no significaba demasiado la goleada contra Costa Rica, y eso que los ticos, pese a caer a la primera, han hecho un buen Mundial. Se levantaron demasiadas expectativas con ese triunfo que ahora se han visto defraudadas en el tercer partido contra Japón, un equipo correoso y veloz, pero con poco fútbol que se pasó la primera parte defendiéndose numantinamente y en cinco minutos de la segunda nos crucificó. Entre medias, un buen partido contra Alemania, puede que de lo mejor de la primera fase, que tampoco se ganó por culpa del mismo futbolista que contribuyó decisivamente a los goles nipones, un lateral sub-21 -eso sí, del Barça- que vino a sustituir a un compañero que al parecer no estaba tan lesionado como decía su entrenador.
Las sensaciones que deja la selección tras la primera fase no son buenas: clasificada gracias a los goles de Alemania, que ha regresado a casa antes de tiempo, el cuadro que le ha quedado es más sencillo que si hubiera sido primera. De todas maneras, ahora ya no hay rivales correosos, sino buenos rivales, y Marruecos, que ha sido líder de un grupo donde estaban la subcampeona y la tercera del último Mundial, es un equipo fuerte que juega bien al fútbol, con lo cual, empezando por el seleccionador, deberíamos tomárnoslo todo más en serio. La alineación frente a Japón fue caprichosa, frívola e inexplicable. Prescindir de los titulares para dar cancha a otros solo puede servir para que nos demos cuenta de que algunos de estos últimos no merecen estar en un Mundial, eso ya sin pensar en quienes lo hubiesen merecido. Y tanta exposición en los medios de comunicación y las redes sociales no creo que tampoco ayude mucho.
Pese a todo vamos a ver qué nos deparan estos octavos. Venimos de dos grandes fracasos en los dos últimos mundiales y no es descartable un tercero. Pero quién sabe. Esto es fútbol, señores. Y señoras.